martes, 7 de octubre de 2014

Protestas por la 3ª fase del paseo Marítimo de Castelldefels

La tercera fase del paseo Marítimo de Castelldefels es el centro de la nueva controversia entre los vecinos de la ciudad y el Ayuntamiento. El proyecto pretende hacer llegar el paseo a las puertas de Sitges y prevé la construcción de espacios para que los chiringuitos de primera línea de mar funcionen durante todo el año como restaurantes, según los vecinos del Baixador. Estas instalaciones se encuentran a 10 metros de las casas y la principal queja de la plataforma ‘Stop fase 3’, creada por los vecinos afectados y que ya cuenta con más de 500 firmas, es la conversión de esta zona residencial en un espacio lúdico y la consecuente contaminación acústica que se derivaría.

El presupuesto del proyecto que corre a cuenta del Ministerio de Medio Ambiente, se ha reducido un 75% desde el inicio y es de 2,2 millones de euros. Aún así, se instalarán todos los servicios de suministros necesarios como son el agua, la luz o el gas y se colocarán unas plataformas que son las que permitirían “la puesta en marca de restaurantes y bares dentro de un tiempo”, aseguran desde la Asociación de Vecinos del Baixador. ‘El funcionamiento de este tipo de establecimientos será una fuente de problemas de olores y ruidos’, añaden.

La concejal de Presidencia de Castelldefels, Sonia Motos, defiende que ‘el proyecto de la tercera fase del paseo Marítimo es un proyecto de ciudad y queremos que sea del agrado de todos’ y asegura que ‘el consistorio recogerá la demanda de los vecinos y analizará y estudiará su modificación’ aunque recuerda que la decisión final está en manos del Ministerio de Medio Ambiente. Desde el Ayuntamiento se quieren evitar los problemas que ya provocó la segunda fase del paseo, donde se generaron discrepancias por el carril bici.

Estas protestas se suman a las que han llevado a cabo durante todo el verano los vecinos del Baixador en contra de la contaminación acústica que provocaban los chiringuitos. La actividad de este tipo de establecimientos supera los 91 dB –el ruido de una discoteca al aire libre a 80 metros de las casas– y el Col·lectiu Ronda ha decidido ‘interponer una denuncia por la pasividad del Ayuntamiento en este tema’. La concejal de Presidencia defiende que ‘se cumple la normativa y no hay irregularidades’ y asegura que en Castelldefels se apuesta ‘por un turismo sostenible’.