Según el Periódico de Catalunya en su edición digital, el
dueño de un bar de Castelldefels ha ingresado en prisión acusado de un delito contra la salud pública por tráfico de drogas,
al ser sorprendido en el mismo local por agentes de los Mossos d’Esquadra con
105 gramos de cocaína.
El conocido
restaurador y vecino de Castelldefels, es un español de 62 años de edad y no es
la primera vez que es detenido y entra en prisión acusado por el mismo delito.
Cuenta con cinco antecedentes por tráfico de drogas, siendo su última detención
en el año 2007 en el mismo local de la Av. dels Banys (Playafels). En esta
ocasión ha sido arrestado junto a su pareja sentimental de 32 años y
nacionalidad peruana.
Según los Mossos d’Esquadra,
la detención se produjo la madrugada del pasado 13 de marzo, cuando observaron
al sujeto en la puerta de su local de la playa de Castelldefels con un bote con
una sustancia blanca en la mano. Al verse sorprendido, entro en su local e
intentó deshacerse de lo que contenía el bote tirando su contenido al suelo,
algo que no le sirvió de nada, ya que los agentes localizaron e identificaron
los restos de la sustancia blanca, la cual resultó ser cocaína. Además
encontraron otros 3 envoltorios con la misma sustancia, una balanza de
precisión, herramientas y utensilios para el tratamiento de la sustancia y
470€.
El valor de lo
incautado ascendería a más de 5.000€ en el mercado ilegal.
Como curiosidad, el
detenido se había quejado públicamente y de forma reiterada en una reunión
informativa entre los responsables policiales de Castelldefels y los
comerciantes de la zona de ocio, por el consumo y tráfico de sustancias
estupefacientes en los alrededores de su local, lo que le provocaba “un
perjuicio económico muy importante”.
Los dos detenidos
pasaron a disposición judicial en el Juzgado de Guardia de Gavà, el cual
decretó prisión provisional para el propietario del local y libertad con cargos
para su pareja sentimental.
Paralelamente, el
Ayuntamiento de Castelldefels ha iniciado un expediente administrativo
sancionador para cerrar el local, detallando que de los 26 clientes que había
en su interior en el momento de la actuación policial, ocho eran menores de
edad.